domingo, 21 de octubre de 2012

¿De familia...o de amigos?

   
Es gracioso escuchar a una gran cantidad de personas decir “Los amigos son la familia que uno escoge”. Yo entré en desacuerdo con ese aserto a partir de lo que me ocurrió durante la preparatoria.
Tenía muchos amigos del sexo opuesto. Pero en especial había uno. Uno de esos que suelen llamarse mejores amigos. Cabe aclarar que ninguno de los dos sentíamos atracción por el otro. Nos la pasábamos de maravilla juntos. Salíamos a fiestas, íbamos al cine, e incluso me presentó a sus papás y yo a los míos y en ocasiones platicábamos largo y tendido. Por suerte para nosotros, estuvimos en el mismo salón dos años seguidos. Hasta entonces seguía creyendo que un hombre se podía relacionar con una mujer sin enamorarse. Todos nos conocían. Eramos inseparables. Incluso cuando alguno de los dos llegaba a faltar, a los demás se les hacía raro no vernos juntos. Llego el día en el cual nos teníamos tanta confianza que nos podíamos contar nuestros secretos sin temor a ser juzgado el uno por la otra. Coincidíamos en gustos, costumbres e incluso en amigos. Pero nunca faltaban las personas que nos hacían la pregunta del millón: y ustedes “¿Por qué si se quieren tanto, no andan?” Era una pregunta que a ninguno de los dos nos incomodaba. Pero los que nos rodeaban, aunque no lo pareciera, nos juzgaban. Decían que de seguro teníamos algo a escondidas, ya que él tenía novia. ¿Por qué no nos podían ver como amigos y solo eso? Me resultaba difícil que no lo hicieran, pero después de meses lo asimilaron. Al igual que nosotros. Y así transcurridos los dos años de con mi mejor amigo todo se terminó. No me refiero a la supuesta relación que teníamos. Me refiero a que nuestra amistad se terminó. Él se cambió de escuela. Los siguientes meses fueron los peores. Nunca me había llevado tan bien con alguien. Lo extrañaba muchísimo. Él era quien sabía todos mis secretos, él que me levantaba el ánimo todo el tiempo, él que solía meterme en problemas, por los cuales me castigaban y todas esas cosas. Lo extrañaba tanto como nunca había extrañado a nadie.
Después de meses perdí todo tipo de comunicación con el. ¿Él no era el mejor amigo que me acompañaría toda la vida, o gran parte de ella como todo mundo decía? Lo extrañaba pero a la vez estaba confundida…     

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